UNA EDUCACIÓN VIVA

Tal vez al leer esta publicación haya personas que malinterpreten mis palabras o se hagan una opinión de mí diferente a cómo soy (si no me conocen).

Estoy preparando formaciones para educadores, acompañantes, profesores y profesionales implicados en la Educación. Estas formaciones las planteo de manera diferente, pensando en las propuestas que a mí me habría gustado recibir en mis tiempos de educadora, acompañante o directora.

Para poder aprovechar esas propuestas habría sido necesario que estuviera “receptiva” en el sentido más amplio de la palabra. Estar disponible aceptando mis fortalezas y debilidades sin proyectar hacia fuera.

Creo que es necesario porque solo así podemos ajustarnos a las necesidades de niños y niñas y ser consciente del movimiento, la necesidad de cambio y adaptación a los nuevos tiempos.

Para mí esos nuevos tiempos no vienen marcados por la tecnología (como podría imaginarse), sino que vienen marcados por la inteligencia emocional. Si emocional, no artificial.

Creo que hay que acompañar los cambios a través de una comprensión profunda que pasa por la observación, la escucha activa, la reflexión y el autoconocimiento. Solo de esa forma podemos avanzar al ritmo que necesitan las criaturas, adaptando la educación, convirtiéndola en una educación realmente viva.

Para poder llegar a ajustarnos a las necesidades de las criaturas siendo conscientes de que no sabemos lo que deparará el futuro, debemos ver la esencia y fortaleza cada unx y potenciarlo.

¿Qué es lo que quieres para tus hijxs? Si tuvieras la opción de elegir 3 dones para ellxs, ¿cuáles serían?

A veces miramos nuestras carencias deseando que ellxs no las tengan sin valorar lo que sí tenemos y aportamos.

La crianza respetuosa con límites amorosos es una trabajazo para lxs adultxs que sienten cierta ambivalencia. Por ejemplo: una persona puede estar orgullosa porque su hijo o hija sea capaz de encontrar recursos para alcanzar los estantes más altos de la casa, y por otro lado sentir pesar por tener que buscar otras opciones para dejar a buen recaudo algunos materiales.

En ese caso creo que los límites amorosos tienen que establecerse. Los peques tienen recursos para hacer lo que deseen, si bien hay unas normas que hay que cumplir.

Igual que este tipo de educación implica un trabajo personal, ser un profesional consciente implica crecer y avanzar en el ámbito personal. La herramienta de trabajo con niños y niñas somos los educadores, acompañantes o profesores, por lo que debemos tomar conciencia y ser responsables con ello.

Hay quienes dedicándose a la educación, estando en contacto con la infancia siguen métodos directivos donde la persona adulta y el niño o niña obedece, sin tener en cuenta sus necesidades o características personales. Son capaces de desconectar cuando salen del cole o la Escuela y no dedican ni un minuto de su tiempo a tareas o asuntos relacionados con lxs alumnxs. Me da pena.

Creo que debemos poner en valor a las personas que están en ámbitos educativos por vocación, implicadas porque confían en las personas que pasan por sus aulas y desean que puedan ser la mejor versión de ellxs mismxs, sin necesidad de aplicar castigos para lograr lo que desean. Haciendo entender que las acciones tienen consecuencias e igual que tenemos derechos, tenemos responsabilidades respecto a nuestros actos.

De esta forma creo que podremos crear un mundo mejor, más empático y responsable.

Desde aquí quiero mostrar mi agradecimiento, reconocimiento y apoyo a esas personas que, aun sabiendo lo complejo que es, se esfuerzan por ver lo mejor de niños y niñas, crear espacios de escucha, acompañar y potenciar el desarrollo integral de niños y niñas, jóvenes y adultos.

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” (Eduardo Galeano)