En estas fechas solemos estar cargados de “buenos propósitos” para el año, intentando hacer balance, ser capaces de hacer lo que año tras año nos proponemos sin llegar a lograr del todo: ir al gimnasio, dejar de fumar, alimentarnos mejor, sacar tiempo para nosotros, etc.
Esos propósitos suponen un esfuerzo, una organización, sin darnos cuenta de que en realidad se trata de prioridades. Si para mí es un valor el cuidado de mi cuerpo, sí o sí voy a poner mi atención en ello, sea enero o septiembre. Si no soy capaz de llevarlo a cabo, tendré que parar, observar y reflexionar acerca de lo que está ocurriendo en mí que se resiste a pasar a la acción.
En relación con la infancia, seamos padres, madres, acompañantes, maestros, cuidadores, etc., creo que debemos hacer un trabajo similar.
Tras las merecidas vacaciones de Navidad llegamos con nuevos propósitos pero si no cambiamos nosotros, las cosas seguirán igual. Nosotros somos el cambio necesario para que la energía sea diferente y provoque “algo” en el entorno. Si seguimos haciendo lo mismo, las cosas permanecerán igual. Cambiarán los grupos, los niños y niñas, pero las quejas y la insatisfacción tendrán una base común.
Mi visión de embarazo y mi idea de maternidad van evolucionando pues las circunstancias no son aquéllas que yo me había imaginado. Sin embargo, esta experiencia me está ayudando a crecer, a valorar “lo bueno dentro de lo malo” y “lo malo dentro de lo bueno” de cada circunstancia, como el concepto de ying y yang.
Estoy aprendiendo a abordar las situaciones de manera diferente, desde la calma, la organización y la propuesta de metas o acciones concretas. En lugar de ir “apagando fuegos”, si deseo hacer un cambio (en este momento en le que mi vida va a cambiar radicalmente al llegar mi bebé), implemento propuestas que desde el ámbito empresarial me han ayudado a avanzar y que en este caso me gustaría compartir para quienes estamos en contacto con niños y niñas que precisan nuestro acompañamiento desde la aceptación, empatía y respeto.
Cuando se utiliza el término “necesidades especiales” para justificar que una persona sola no puede hacerse cargo de un niño o niña, algo se remueve dentro de mí. Puede parecer extremista pero creo que tod@s tenemos necesidades educativas diferentes puesto que cada uno viene de un entorno con características diferentes y lo que hace que algunas personas sean “especiales” es que nos enseñan cómo debemos ajustarnos a ellas para que el aprendizaje sea significativo. Para ello lo principal es ser capaces de conectar. Con ell@s y con lo que nos genera o remueve a nosotr@s.
Me da lástima ver cómo profesores, maestr@s y acompañantes o personas que se relacionan con peques se frustran, excusándose en el problema de las ratios elevadas o los contenidos curriculares. Sí, es una dificultad que tenemos en el camino para poder prestar una atención individualizada… sin embargo, no es excusa para justificar una actitud ante la responsabilidad que para mí implica influir en esas criaturas que son el futuro.
Mucha preocupación por la educación emocional … y no les permitimos expresar sus emociones, expresar sus deseos, porque hay que hacer la ficha de lectoescritura (por ejemplo).
Propongo y me propongo hacer un ligero cambio. Acompañar a las personas adultas para que se permitan sentirse, observarse y reflexionar, aceptando el entorno o la situación en la que estamos, sintiéndonos capaces de desarrollar nuestras habilidades y convertir los conflictos en oportunidades de crecimiento y aprendizaje.
Para ello estoy dando forma a un Programa de Acompañamiento para Centros en el que estableceremos planes de acción concretos valorando las fortalezas de las personas que forman parte del proyecto y los temas que les preocupan o generan conflicto.
A través de la observación, la comunicación y dinámicas que permitan poner en juego lo que se nos remueve en las situaciones que deseemos transformar, iremos creciendo en un ambiente de seguridad, acogida y respeto.
Si estas interesad@, formas parte de un equipo educativo, AMPA o asociación con ganas de hacer un cambio de mirada, contacta conmigo para establecer los principios, valores y propuestas concretas que queréis trabajar. Cada propuesta es única, adaptada a las necesidades, valores y principios de cada Centro.