Si al hablar de mi maternidad digo que «no hago nada», miento. Estar disponible, presente lo es todo en estas edades.
A veces me viene la culpa y pienso que paso el día tumbada en la cama, el sofá, el suelo o bien sentada acompañando a Hugo en sus juegos.
En ocasiones observo sin intervenir, otras veces reconozco sus acciones en otros momentos me lo como a besos…y a veces tengo momentos en los que saco el teléfono para compartir momentos que quiero guardar en el recuerdo.
(Debo decir que Hugo reacciona cada vez que me ve con el teléfono y me encanta que de esa forma me recuerde lo importante).
Estoy disfrutando de mi hijo y de mi maternidad, con sus subidas y bajadas: miedos, sueño, inseguridades… y tanto mis padres como mi hermana tienen un cuaderno que les regalé para que le cuenten a Hugo lo que deseen y sea un bonito recuerdo. (Yo tengo un diario con algunas paginas escritas por mis padres al que tengo gran cariño pues no hablan solo de mí sino de mis hermanos, contando cosas que para mí son un regalo).
¿Por qué en ocasiones nos cuesta ese «no hacer nada» que lo es todo pues implica estar presente, disponible para ellos? ¿Por qué quiero que lo tenga en imágenes y por escrito él aunque pueda contárselo cuando sea mayorcito? A veces me sorprendo deseando fotografiar con mi mente un momento. Deseo que jamás se me olvide, anclarlo y poder recordarlo luego.
Algo parecido me pasa con su olor. A veces me inunda y no quiero que desaparezca. ¿Sois capaces de describirlo? Yo no podría. No quiero culpitas ¿eh? Lo estamos/estáis haciendo lo mejor que podemos.
Es un pensamiento en voz alta que, en esta comunidad que hemos creado, me siento arropada para compartir pues soy quien soy gracias al tiempo que hemos compartido y las personas con las que he tenido la suerte de crecer personal y profesionalmente.
Sentíos acompañadxs y respetadxs